29 feb 2008

Otro Homenaje, Al Querido Loco Fierro, Nuestro Jefe



Por Los Datos!!!




La historia de El “Loco Fierro”, un fenómeno si presentes en el mundo, Sus vivencias y muestras de lealtad de esta HEROICA HINCHADA son difíciles de homenajear en esta pagina. Él como muchos otros héroes Triperos, lejos de desalentarnos nos convenció de que era posible y nos ayudó a conocer un poco más nuestra historia. Entonces nos dijo algo que nos quedó grabado para siempre, que estábamos ante el ÚNICO MITO VIVIENTE DE LA CIUDAD, porque no hay nada mas puro y digno que pertenecer a la MEJOR HINCHADA DEL MUNDO. Y en eso nos apoyamos para seguir adelante. Los Triperos, como ningunos otros, nos enorgullecemos de nuestros ídolos. Nuestros ídolos están al lado nuestro, alentando desde el tablón o desde el cielo. Por eso queremos compartir con toda la familia Gimnasista la historia de un Tripero que como tantos otros, defendió nuestros colores poniendo siempre lo que tenía que poner y muchas veces sobrepasando los límites de la cordura. Esta historia es de un loco, esta es la historia del querido “LOCO FIERRO”
El "Loco Fierro" es un mito viviente entre los hinchas de Gimnasia de La Plata. Asesinado en Rosario, tras un robo en una joyería, sus cenizas fueron esparcidas en el estadio de Gimnasia. Era un líder carismático, lo cuento por algo vivido ante mis propios ojos. Una tarde jugaban Vélez - Gimnasia. Las hinchadas se agredían verbalmente. En un acto rápido, la barra de Vélez abandonó su posición y apareció en la platea (tribuna), vecina a la grada "tripera". Estos corrieron rápidamente el alambrado que separaba ambas hinchadas. mis ojos no podían creer lo que estaba por suceder, y menos lo que sucedió. Un hombre de estatura media y de anteojos oscuros trepó el alambrado, y él sólo les hizo frente a los hinchas velezanos, los cuales se acobardaron. Después supe que ese intrépido era el "Loco Fierro". La fama de temible era conocida, y fechas previas a jugar contra Boca en "La Bombonera", amenazaba con sus cánticos con enfrentarse a La 12 y quemar la Boca. Cuando llegó el día del partido, “La Banda del Loco Fierro" fue interceptada por la policía, la cual realizó un decomiso increíble: marihuana, cocaína, cócteles molotov, cuchillos y 10 armas de fuego. Ibamos preparados para la guerra, pero en la boca son todos policías y nos mandaron a la yuta LOS BOSTEROS CAGONES...Su figura mítica es inmortalizada domingo a domingo por las banderas que lo recuerdan como si hubiese sido el 10 de un equipo campeón. Sin embargo el personaje fue el jefe de la barra brava gimnasista: el “Loco Fierro”.Ese difunto líder se llamaba Marcelo Amuchástegui. Murió bajo las balas policiales. Aquel jueves de comienzo de los años ‘90 un grupo de policías rosarinos le tendió una emboscada que desembocó en un confuso enfrentamiento. “Le dispararon por la espalda”, aseguran aún hoy los triperos más fanáticos. “Fierro era un loco. Me acuerdo que enfrentó a la hinchada de Platense con un palo de escoba”, recuerdan aún hoy en las tribunas de la cancha del Bosque. También como Prado, Fierro estuvo involucrado en innumerables robos, tiros y enfrentamientos con barra bravas de otros clubes.En sus casi diez años de hegemonía al frente de la barra del equipo platense, Fierro estuvo detenido varias veces. Los hinchas creen que el enfrentamiento en el que finalmente es muerto por la Policía, tiene relación con una de sus detenciones. “La Policía rosarina se la había jurado, pero igual viajó para ver un partido contra Rosario Central. De ese viaje volvió muerto”, recuerda un viejo simpatizante tripero.Su cuerpo fue cremado en el cementerio local y sus cenizas distribuidas detrás del arco del Paseo del Bosque, donde domingo a domingo los gimnasistas gritan por su equipo, bajo la “batuta” del “Loco Fierro”.Dice la leyenda que en su velorio se formó una larga fila de fanáticos que lo despidieron con un beso en la frente. Ese día, la hinchada de Gimnasia estuvo acompañada por la barra brava de Estudiantes, que fuera de los estadios mantenía una relación de respeto con Fierro.Su muerte despertó las ambiciones de grupos antagónicos dentro de la barra gimnasista, al punto en que durante la copa Conmebol, en un partido que el equipo local jugaba contra O’Higgins, en 1991, hubo un enfrentamiento que terminó con varios heridos de bala. Aún hoy, 10 años después de su desaparición, no hay en la hinchada una figura que hiciera sombra sobre su figura.
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Si algo le faltaba al mito de El Loco Fierro (vulgata: Marcelo Gustavo Amuchástegui) para instalarse en forma definitiva como bravo serio y de aquellos fue el clásico platense del domingo 8 de febrero de 1987, jugado en cancha de Estudiantes. Tenía entonces 30 años, le faltaba poco para el final de los finales, y la leyenda de temeridad y franqueza en la confrontación le llegarían a valer hasta un sentido reconocimiento postrero de sus enemigos de toda la vida.Ocurrió que por desinteligencias con los dirigentes de entonces, encabezados por el comerciante de electrodomésticos Héctor Delmar, se les cortó momentáneamente el chorro de entradas a favor como represalia por alguna tropelía o algún vuelto en los negocios, y las huestes triperas se encontraron con que nada menos en un partido contra los odiados pincharratas no sólo carecían del vital elemento para sortear los controles, sino un operativo policial de aquellos sobre la calle 58, que es donde está el acceso de la popular visitante.El mote de Fierro no había sido ningún acto de imaginación. Y el agregado del prefijo Loco, además de un lugar común, más bien era resultado de una total falta de imaginación. La orden de entrar sea como sea, el que puede, puede, y el que no, aguanta, fue dada antes de que comenzara el partido. Pero la milicada los aguantó y la garroteada y persecución fue dura, incluyendo perros que los garroneó sin asco.En suma, se comieron una goma de antología. La cosa no iba a quedar así. Años de cancha indican que en el entretiempo se produce un relajamiento general. Durante el transcurso de los primeros 45', El Loco mandó y le mandaron a pibes como chasquis: los que estaban adentro le iban a hacer el apoyo logístico de todas maneras, como siempre, lo esperaban.Faltaba poco para empezar el segundo tiempo, los jugadores ya estaban por volver cuando lo que volvió fue lo más fuerte de la barra del Lobo con el Loco Fierro en la única ubicación que pueden tener los jefes: al frente, con el torso desnudo, y desairando al primer mote, ahí con las manos absolutamente limpias.Fue una batalla para recordar. El cordón policial retrocedió, prácticamente lo empujaron cancha adentro y quedó contra el alambrado de espaldas, la barra ingresó casi en su totalidad, pero el jefe y algunos de sus capitostes quedaron en medio de por lo menos una cincuentena de policías de todo calibre, edad y jerarquía, incluidos los de la Guardia de Infantería.El Loco se batió como un león, y aún sus más acérrimos enemigos, de adentro y de afuera, dicen que puso a no menos de diez milicos culo contra el piso a piña limpia. Jamás se había visto una pelea tan desigual, una paliza tan despiadada al aire libre contra un ser humano y que un hombre tuviera tanta fiereza como capacidad de resistencia. El activista sindical de los telepostales, Rubén Ovidio Oscar Moyano, de 32 años, cayó seriamente herido por el impacto en la cabeza de una granada de gases que le produjo fractura de cráneo con pérdida de masa encefálica. La versión oficial pretendió demostrar que tal lesión sido producida a consecuencia del revoltoso haber querido devolver un artefacto recién lanzado y que al alzarlo le estalló a la altura del rostro. Sus amigos, en cambio, aseguraron que había sido un granadazo virtualmente a quemarropa.En cuanto al diagnóstico de Fierro, no se dieron demasiado detalles porque al parecer la enumeración de los politraumatismos, contusiones, hematomas, rasguños y otras delicadezas convirtió a la historia clínica en un tomo de la Espasa Calpe: no tenía un solo lugar del cuerpo sin algún golpe.Esto fue el epicentro de la batalla. El resto de la barra hizo lo que pudo y ante el notorio desequilibrio de fuerzas, cuando ya se volvió paliza sanguinaria, se agregaron espectadores comunes contra el enemigo común. Le tiraron a la policía con lo que pudieron. Como quedó testimoniado en una fotografía de la edición vespertina platense de La Razón, que mostraba al policía llevando secuestrado el cuerpo del delito, ante la desesperación de ver caer al jefe peleando hasta las últimas, uno se había ido hasta el puesto de choripán más cercano y les había revoleado con una ristra de no menos quince docenas de crudos, fresquitos y relumbrantes chacinados.‑Hasta cenaron a costillas nuestras, los muy hijos de puta ‑fue la amarga reflexión típica de los perdidosos.El Loco Fierro, después de una cantidad impensable tarzanadas de todo tipo, iba a caer poco después baleado por la espalda en Rosario, 19 impactos en defensa propia por supuestamente haber abierto fuego y no acatado la orden de ¡Alto!, en uno de los episodios más oscuros de la violencia del fútbol argentino, y recibir un entierro y homenaje sin antecedentes en el mundo.

“LOCO” COMO VOS NO EXISTIÓ NI VA A EXISTIR NINGUN BARRA EN UNA TRIBUNA...
TE ENFRESTASTE CON CUALQUIER HINCHADA SIN QUE TE IMPORTE NADA...
PORQUE NUESTRA HINCHADA LLEVA TU NOMBRE..."LA BANDA DEL LOCO FIERRO LA 22"
EL AMOR QUE LLEVABAS POR LA CAMISETA ME INSPIRO A HACER ESTA PAGINA
POR TODO ESTO "FIERRO ALIENTA DESDE EL CIELO"

Homenaje Al Negro Jose Luis, Nuestra Bandera!!!






Por Los Datos!!!








El Negro José Luis vivió en una locura permanente, escribió su propia historia y dio paso a la leyenda.
EL NEGRO JOSÉ LUIS, ICONO TRIPERO Y RICOTERO
LA VERDADERA GRAN BESTIA POP
Nota publicada el domingo 17 de junio en el diario Página 12.
Enviada a MUNDO REDONDO por Nueva Roma
El héroe de la canción más famosa de los Redonditos de Ricota era el jefe de la barra brava de Gimnasia y Esgrima La Plata. Aquí, la historia jamás contada de quien inspiró al Indio Solari. El Negro José Luis lideró la barra del Lobo platense desde los años 70. Murió a los 46 años. Fue militante de la JP y fan del rock: Polifemo, Pappo, V8, Hermética y, por supuesto LOS REDONDOS.
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Por Gabriel Fernández
Un entorno magnífico. En lo alto, un cielo limpio; acunando la multitud, los árboles del bosque platense. Miles de rostros ansiosos esperan el clásico. Esto sucede a principios de los 70: la gente no pregunta por el precio de las entradas, simplemente va a la cancha. Entre esa gente, justo en el medio de la cabecera local, hay un negrito delgado, fibroso, con hombros imponentes. La tribuna roja y blanca, desde un costado, en minoría, lanza su artillería con pegadizo compás: “Para ser hincha del Lobo dos cosas hay que tener una casilla en Berisso y un long play de chamamé”. Racimos de berissenses y mondongueros acusan el impacto, y la tensión social crece en los minutos previos al partido. Pocos atinan a mejorar el “hijos de puta” o el célebre “pincha, compadre... ” El negrito no lo piensa más: utiliza su singular potencia para subir a codazos a un paraavalancha y empieza a cantar. En derredor se hace silencio, hasta que todos captan la idea. Minutos después, los otros tres costados del estadio aúllan la consigna, tosca y llana. José Luis Torres El Negro José Luis, una bestia en la pelea callejera, dicta o vomita su historia, a modo de respuesta: “Seremos negros/ seremos basureros/ pero en La Plata / mandamos los triperos”. El Loco Tabbia, un gordo enorme que participa del liderazgo gimnasista, sonríe. Vacuna, con sus andrajos y sus paraguas pintados “Ginacia”, baila reivindicado. Y los pibes de la periferia empiezan a hablar del Negro José Luis.
Puede decirse: no fue un buen hombre. Puede decirse: nunca atemperó la discordia horizontal. Puede decirse: su lealtad era imponente. Y también: no peleaba para mostrarse valiente. Peleaba porque le gustaba pelear. En un recordado recital de Polifemo, en el Club Atenas, logró que toda una tribuna lateral se volcara hacia el campo para batirse con los que habían conseguido la mejor ubicación.En otro, de Pappo, protagonizó una riña callejera memorable, a lo Tigre Millán, con un agravante: varios de sus rivales portaban navajas y su grupo rompió muchas cabezas a puro palo y fierro bien buscado.
No fueron los únicos cuchillos que se clavaron en su cuerpo. Hinchas rivales, de Primera y del Ascenso, lograron herirlo, hospitalizarlo, mas no vencerlo. Rápidamente volvía, vendado, a los estadios y a los recitales. Algunas de sus tácticas fueron ingeniosas: al atardecer de un domingo sereno, poco después de empezar el segundo tiempo de un cotejo entre Gimnasia (triperos) y Quilmes (cerveceros), un grupo significativo de hinchas de Gimnasia se fue de la popular. Esperaron a los rivales trepados a los árboles. Cuando la gente del Negro Thompson – el histórico jefe de la barra de Quilmes, comenzó a recorrer el ecológico paseo platense, desde las copas llovían hinchas. El efecto sorpresa se completaba maniatando al huésped y lanzándolo al lago.
José Luis no había leído a Sun Tzu, pero tenía sus recursos. A menos que estuviera atiborrado de drogas y de alcohol: en esos casos, sólo peleaba, sin planificación alguna. En una de sus tardes más oscuras, se lo pudo ver tieso sobre un parante de la cancha de Banfield. Los compañeros lo sostenían, hasta que en una jugada discutida, cayó. Se Golpeó la cabeza contra un escalón de cemento. Se paró enseguida, con una sonrisa nublada. Se quitó el polvo de la manga izquierda de la remera y volvió a su lugar ante el asombro de quienes lo daban por muerto.
Como en los buenos tangos, vivió hasta grande con su mamá. La relación era enternecedora. Aunque parezca extraño, no faltaba el beso en la frente, el elogio desmedido y la comparación con otras mujeres, que derivaba inevitablemente en un triunfo de la Vieja. Su casa tenía las características de un hogar humilde “bien llevado” por la patrona. Su habitación era un compendio de banderas y elementos del Lobo conjugados con discos y posters de rock. Su tesoro más preciado: la grabación de un programa radial en el cual el Indio Solari narraba que él, el Negro JoséLuis, era la Bestia Pop. En distintas etapas de su vida escuchó a Polifemo, Pappo, Barón Rojo, V8, Hermética y, por supuesto, los Redonditos de Ricota. No lo sabía cuando los descubrió, pero Poli y Skay ya lo conocían. En los primeros recitales platenses de la banda, ese morocho enfundado en una gran bandera azul y blanca era más conocido en la región que quienes serían ídolos supremos en todo el país. Cuando la guía espiritual y el guitarrista todavía podían ir a triperear por "El Bosque" (60 y 118) sin que se armara un amontonamiento, observaban el accionar del Negro e, inconscientemente, tomaban nota.
Durante el primer lustro de los 70 fue uno de los Jotapé más entusiastas a la hora de movilizarse, tocar el bombo y pelear por un país mejor. El golpe de 1976 lo alejó de la política. Se dedicó a Gimnasia. Y a otros menesteres. Alcanzó el complicadísimo liderazgo de la hinchada luego de reyertas sorprendentes contra propios y ajenos. Entre fines de los 70 y mediados de los 80, su reinado fue turbulento, pero admitido. A su lado combatían figuras brillantes de las zonas bravías: Tabbia, el Oso, Arrieta, el Tucumano, Olivia, Wimpy. Emergía con luz propia un jovencito audaz: Marcelo Amuchástegui "El Loco Fierro". Entre todos, y con varios más, construyeron mitos, golpearon rivales, elaboraron poemas tribuneros, se convirtieron en la pesadilla de “la Bonaerense”.
Una noche, que según amigos fue la misma noche en que Vacuna murió baleado en un local mítico llamado sin pudor “El Rancho de Goma”, fue hasta la sede de Gimnasia, en la calle 4, y estampó en las paredes: “Mi Vieja, el Lobo y Perón”. Llegó a discursear, a su manera, por los andenes porteños cuando el triperío se movilizaba como visita. Sentado sobre unos barrotes, explicaba a los más jóvenes la necesidad de luchar “por lo que es de uno”. Una verba inconexa pero sugestiva preparaba huestes eficaces, listas para arrasar lo que surgiera. Claro: amplios sectores de las capas medias platenses lo tenían como el peor ejemplo del mundo. Desde ciertos parámetros, tal vez lo fuera. El Negro lo sabía y su afirmación aumentaba. Había conocido el trato que algunos les dispensan a los humildes: su padre, trabajador de YPF, arrastraba su historia. Y aunque vivió tan poco como él, dejó su huella. Por entonces, su gente cantaba: “Todos nos llaman / los negros de mierda / la policía nos persigue sin cesar / pero la gente que sabe, comprende/ que a Gimnasia lo queremos de verdad”. Haciendo alarde de una lógica sin hilván que, sin embargo, muchos palpaban con naturalidad. El día gris en que descendió Gimnasia, allá por el 78, se llenó los bolsillos de piedras, se calzó la albiazul y salió a recorrer el centro de la ciudad, sólo, a la espera de bromas y cargadas. Esa vez no las hubo.
Con los años, el consumo fue aumentando, las entradas a las cárceles se intensificaron y su liderazgo fue decreciendo. Tabbia estaba más viejo, pero Fierro irrumpía con dotes organizativos, energía física e intransigencia ante la policía. “El Negro José Luis es nuestra bandera, Fierro es nuestro jefe” empezaron a decir los muchachos de las áreas sureñas que no figuran en las visitas guiadas a la capital provincial. El transvasamiento generacional se dio, y el Negro quedó como bandera. Siguió peleando, aunque sin asumir la orientación.
Pero, como en las buenas películas de piratas, cuando las canas empezaban a surcar sus cabellos, el amor irrumpió y capturó al imposible. Hay quien dice que le hizo bien. Lo cierto es que cuando empezaban a esfumarse los 90, una lobita hizo su irrupción en la agitada vida de nuestro héroe. La bautizó Paloma Azul, sorprendiendo no por los colores, pero sí por un pacifismo que parecía ajeno a su personalidad. Este es el testimonio de un amigo común que pudo ver el primer encuentro del Negro José Luis con su hija. “Ella se veía tan chiquitita, porque vos viste lo que es la espalda del Negro. Primero se quedó paralizado, y después se transformó. La agarraba, se reía, le cantaba algo de los Redondos, qué seyo. ¿Sabés qué? Ahí me di cuenta de que era la primera vez que el Negro era feliz, feliz así, como cuando uno está recontento pero de veras. ¿entendés? Y ahí me dio lástima.” ¿Lástima? “Sí, porque me di cuenta de lo que pensaba. Como si lo dijera en voz alta. El tipo la miraba y yo, que lo conozco, sé qué pensaba ‘¿cómo alguien tan malo como yo pudo hacer esto tan hermoso?. José Luis estaba fascinado, loco, emocionado con la pibita. Por ahí si le hubiera llegado antes... qué sé yo, por ahí si le hubiera llegado antes él hasta hubiera aceptado que merecía tener una nena así... ¿no?”
Aunque suene raro en un país que parece no tener códigos, José Luis y su entorno garantizaron durante bastante tiempo algunas normas cuya mención puede confundir a los que miran el trazo grueso de los alrededores. ¿Qué garantizaron esos tipos ultraviolentos al frente de una hinchada tablonera, recia, amable (al decir de Ardizzone), como la de Gimnasia? Básicamente, la presencia de la familia en las canchas. Lo que la propaganda de la AFA no consiguió, lo que los superpoderes policiales no obtienen, lo lograron Tabbia, José Luis y Fierro. Quien esto escribe, a riesgo de contrastar con pundonorosos eticistas, puede afirmarlo por experiencia propia: en los trenes, en los micros, en los laberintos de las zonas futboleras, se cuidó siempre a la compacta madeja de hombres mayores, mujeres y niños que buscaron en la pelota un juego y en la camiseta una pasión.
Las peleas fueron descomunales. Pero los rivales eran unos gordos espectaculares que “estaban en lo mismo”. Fierro murió baleado por la policía en Rosario. El Negro José Luis, la Bestia Pop de los Redonditos de Ricota, se fue el 7 de junio, días después de que un dolor trivial lo llevara hasta un centro de salud. Tenía 46 años. Sus últimos momentos los pasó junto a dos hinchas de su grupo: El Volador y Torugo. Una bandera azul y blanca lo envolvió al final. Varias camisetas de los Redondos lo despidieron. Manos nudosas hicieron la V. Quizás le cueste llegar hasta donde está su padre. Tal vez deba esperar para abrazar de nuevo a la Vieja. Pero cuando pueda, lo hará. Lo hará como cuando era un chiquito oscuro, y volvía al hogar después de trompearse con los “chetos” en las plazas platenses. ¿Qué hacía –y qué hará– José Luis? Le daba un beso al hombre de la casa y estrujaba a la madre, a la cual le decía que la quería tanto como al Lobo. Lo cual, ella lo sabía, era mucho decir.
PORQUE ALENTASTE EN TODOS LADOS...
PORQUE LE HICISTE EL AGUANTE EN TODAS LAS CANCHAS...
Y SEGUIS ALENTANDOLO DESDE EL CIELO...

28 feb 2008

La Paternal




3ª Fecha__AAAJ

Dia sabado, salimos temprano para llegar tranquilos
al horario del partido y colgar los trapos sin apuros
y con paciencia...
Saludos a todos los pibes de los trapos!!!
Comenzó siendo mucho más Gimnasia. Con mucha presión en todos los sectores del campo de juego y se caía de maduro que iba a tener posibilidades. Al minuto tuvo una Juan Cuevas, pero cuando enfrentaba al arquero local le cobraron que la pelota se le había ido. A los 5 minutos, Domínguez derivó un tiro libre para Piatti que disparó de media distancia aunque no generó sobresaltos para Carrera.

Con el correr de lo minutos, el local se fue asentando en el campo y emparejó el trámite del partido. Igualmente las situaciones eran del Lobo. Luego de los 15 minutos, Alderete tuvo dos tiros de lejos pero en ambas situaciones la pelota se levantó demasiado. El equipo de Guillermo Sanguinetti merodeaba el área rival con la rapidez de Cuevas y la habilidad de Neira.

Pero con un Lobo falto de claridad y un Argentinos sin ideas, el partido cayó en un pozo. A los 25´ Argentinos llegaba con un cabezazo de Caruzzo muy bien neutralizado por Kletnicki. Luego, tras una buena asistencia de Cuevas, Piatti encaró y fusiló a Carrera que la desvió al córner. A partir de estas situaciones el partido volvió a vivir, con un ida y vuelta interesante.

El Lobo tuvo algunas chances más cerca del arco local, pero le faltaba precisión a la hora de la puntada final. Con la sensación de ser un poco más, los jugadores triperos se fueron al vestuario.

Segunda etapa
PERDIÓ EL ORDEN

El Lobo arrancó un poco dormido. El local exigía con dos situaciones seguidas y Gimnasia no podía conseguir el balón. Pero aguantó y se asentó para tener su primera chance en los pies de Ignacio Piatti, que se lo pierde a los 4 minutos ante la salida de Carrera. El equipo del Topo se despertaba, pero Argentinos no se resignaba y había chances en los dos arcos.

El ida y vuelta era constante pero la pelota viajaba mucho por el aire. Un juego que conspiraba contra el juego de Piatti, Cuevas y Neira. Pero en ese trámite, Milovan Mirosevic tomó la pelota, se escapó ante la inmovilidad de Civelli y venció la resistencia de Kletnicki para abrir el marcador.

Gimnasia acusó el golpe pero con el empuje de los más de 5 mil Triperos presentes empezó adelantarse en el campo de juego, pero sin la firmeza de la primera etapa. En una misma jugada hubo varias chances comandadas por Leal pero pasaba lo mismo que en la primera etapa, faltaba la puntada final.

Luego de los 25 minutos Gimnasia se volcó al ataque decididamente pero tuvo que luchar con su falta de ideas, con su desorden y con el repliegue del conjunto de Gorosito. Ocupaba lugares en el campo local pero se apuraba demasiado. A los 30´ una peinada en el primer palo le quedó a Landa que resolvió muy mal de cabeza y se perdió el empate. Pero fue la única en la última parte.

En los últimos minutos, Argentinos apostó al contrataque y en ese escenario, a los 41´ Pérez Tarija arrancó en clara posición adelantada y cerca del área derivó para Álvaro Pereira que puso el 2 a 0. Partido liquidado. La conclusión indica que en el segundo tiempo, Argentinos, con muy poco se lleva el triunfo. El Lobo no fue el mismo de la primera parte y fue castigado por el resultado.

Sin dudas, ahora la apuesta será hacerse fuerte de local y se viene ni más ni menos que Boca. Sanguinetti tendrá que resolver con quién reemplazará a Reinaldo Alderete y Federico Domínguez que fueron amonestados, llegaron a la quinta y no serán de la partida ante los Xeniezes. Además, otra de las cuestiones que deberá trabajar es afinar la puntería para cambiar la historia.

SÍNTESIS

Argentinos (2): Juan Carrera; Pablo Bárzola, Andrés Scotti, Matías Caruzzo y Ariel Seltzer; Milovan Mirosevic, Roberto Battión, Néstor Ortigoza y Alvaro Pereira; Gabriel Hauche y Alejandro Delorte DT: N. Gorosito

GIMNASIA (0): Carlos Kletnicki; Cristian Piarrou, Renato Civelli, Lucas Landa y Federico Domínguez; Ignacio Piatti, Mauricio Yedro, Reinaldo Alderete y Jonatan Chaves; Juan Cuevas y Juan Ángel Neira. DT: G. Sanguinetti

Goles: ST: 16´Mirosevic (A) y 41´ Pereira (A)

Cambios: PT 37´ Gabriel Pérez Tarija x Delorte (A)
ST: Al inicio, Roberto Salvatierra x Chaves (G) / 10´ Gonzalo Aban x Battión y Gabriel Peñalba x Hauche (A) / 18´ Sergio Leal x Yedro (G) / 38´ Luis Quinteros x Neira (G)

Amonestados: Alvaro Pereira, Alejandro Delorte, Roberto Battión y Juan Carrera en Argentinos. Cristian Piarrou, Juan Cuevas, Reinaldo Alderete, Roberto Salvatierra y Federico Domínguez en Gimnasia.

Árbitro: Alejandro Sabino.

Bienvenidos





Este Blog Durara Solo un año, con el solo fin de mostrar
el campeonato entero del trapo de BERISSO en los diferentes
viajes y partidos donde le toque estar a GIMNASIA Y ESGRIMA
LA PLATA

Esta Imagen es en la primera

fecha en donde el LOBO


fue visitante en la cancha

pero local en la tribuna


en tigre


Gimnasia ganaba desde el vestuario con un gol de Piatti a los 3 minutos; jugó con un hombre menos desde los 30 minutos de la primera etapa por la expulsión de Gentiletti, pero no aguantó. Tigre dio vuelta el partido en 5 minutos, a los 39´ y a los 43´ de la segunda parte y dejó al Lobo con las manos vacías.

El equipo tripero comenzó con una gran actitud y lo plasmó en las primeras acciones. A los 2 minutos merodeó el área a través de Cuevas y un minutos después el mismo “Pipino” combinó muy bien con Juan Neira que cambió la pelota para Ignacio Piatti. “Nacho” la controló y con un tiro cruzado dejó sin chances a Islas.

Luego de la apertura del marcador Gimnasia siguió con la misma actitud. Mucha presión en la mitad de la cancha y ahogar a Tigre en la salida. El partido se hizo entretenido a medida que avanzaba el partido pero a partir de los 20 minutos el nivel comenzó a bajar. Igualmente todo se jugaba al ritmo que quería el equipo del “Topo” Sanguinetti, con una gran actuación de Andrés Alderete.

Recién a los 26´ Tigre tuvo su primer tiro al arco a través de Ayala. Pero luego de los 30´ todo se complicó. Santiago Gentiletti, que ya estaba amonestado, hizo una falta innecesaria e inimaginable en la mitad de la cancha; el árbitro le sacó la segunda amarilla y afuera.

Los minutos finales de la primera etapa Tigre se vino con todo pero sin demasiadas ideas. Gimnasia pudo acomodarse con 10 hombres y soportó sin demasiados sobresaltos los embates del local.

En la segunda parte, el partido comenzó con un ritmo tremendo. A los 30 segundos Ereros estrelló un tiro en el palo e inmediatamente, el Lobo contraatacó y Juan Neira tuvo una posibilidad clara en el arco local.

El encuentro siguió con un ritmo atractivo y a los 10 minutos Ignacio Piatti le pegó de lejos e Islas tuvo que esforzarse para retenerla. A Tigre le costaba retener la pelota. El esquema tripero quedó con un 4 – 4 – 1 y esperó demasiado atrás aunque sin resignar el contraataque.

Con esta apuesta tuvo a los 29´ una situación muy clara. Una gran jugada en combinación entre varios jugadores quedó en Leal que la pasó para Ignacio Piatti que no pudo concretar.

A pesar de tener todo controlado. Pero cinco minutos le alcanzaron al local para darlo vuelta. A los 39´ Morel aprovechó una distracción de la defensa tripera y a los 43´ Guillermo Suárez con un zapatazo puso el 2 a 1.

El árbitro Daniel Raffa dio 4 minutos de adicional pero no alcanzó. El amor propio del Lobo, que hizo mucho esfuerzo, apenas hizo acercarse al área local pero sin claridad. Con el pitazo final se fue esa sensación de estar cerca de tener los tres puntos en casa. Esa ráfaga local dejó sin nada a Gimnasia.

Sin dudas, el hecho de quedarse con un hombre menos fue determinante. Once contra once hubiera sido muy distinto. Pero ahora habrá que analizar lo que pasó y esperar el partido de local ante Rosario Central para comenzar a sumar.

SÍNTESIS
TIGRE (2): Islas; San Román, Alessandría, Paparatto y Torres; Galmarini, Castaño, Pasini y Giménez; Ayala y Ereros / DT: Diego Cagna

GIMNASIA LP (1): Kletnicki; Piarrou, Civelli, Gentiletti y Landa; Piatti, Escobar, Alderete y Chaves; Cuevas y Neira. / DT: Guillermo Sanguinetti

Goles: PT 3´ Ignacio Piatti
ST: 39´Morel y 43´ Suárez

Cambios: PT 35´ Martín Morel x Pasini / 38 ´Ormeño x Cuevas
ST: 16´ Leal x Neira / 19´Diz x Giménez / 33´ Salvatierra x Piatti / 37´ Suárez x San Román

Amonestados: Tigre: Alessandría, Ereros y Torres
Gimnasia: Gentiletti, Kletnicki y Escobar

Expulsado: 31´ Gentiletti (G)

Arbitro: Daniel Raffa






Saludos Los Pibes de Berisso!